Cuando Me llamabas por otro nombre

El tiempo se detuvo desde el mar en un segundo

Lentamente

trazo el telón que cubre la escena

y en mitad de todo habitas … siempre habitas

y ahí emitiendo el futuro desde el centro del ombligo

lo bosques que  rondan las almas sentencian

“es así, esto debe ser así”

es por eso que sabernos hijos de un idilio, de una tormenta,

de una lágrima pagada entre las pedradas ficticias que nos lapidan.

Nos duele demasiado fácil

¡Y no se necesita hablar del significado real de cada palabra!

¡Y no se necesita intentar clamar la sed que duele en cada interno!

¡Y no se necesita gritar que el tiempo se detuvo desde el mar en un segundo!

Y no se necesita lamerse cada otoño para reconocer el eco del reflejo que se ruega

En esta convulsiva carrera por anotar quién sobrepasa mas al otro, nos rendimos,

convencidos porque avanzamos ambos crónicamente en la misma dirección

y con la misma sangre

Y ese río rojo que nos baña será perpetuamente importante

como el eco que dejan entre las sábanas las sombras

Será siempre tan importante

Por ser el resultado del hado que nos envuelve,

Por ser el resultado

del encuentro fugaz que se tuvo con el espejo

que permanece, quieto, sin susurros y sin llanto

Por el ser el resultado

de todo el caos rendido ante dos palabras

Por ser el resultado de agotarse en el otro,

de no encontrarle límites  al tiempo, a las cosas, a los ecos, a los roces y a los silencios…

 

 

Del desorden

Permite hombre

el

vértigo

de

la

muerte

aquí abajo yo, sólo pregunto,

pero

s        i         l          e           n            c             i             o

con humedad la lengua teme tu nombre

y existe, entonces

un cuerpo

una voz

una misma suerte

un juego

vencido reflejo para entrar en escena

decir,   formar,   creer,   morder,

donde

lo imperfecto resulta fácil

por eso aquí , victimarios ambos del pecado

pedimos sólo caer de nuevo en el desorden

extrañando el hambre que suplicó los golpes

lamiendo mil veces las mismas certezas, los mismos temores, los mismos gritos

las razones a estas alturas no existen

las razones a estas alturas no existen.

 

Siempre

Cuando comienzan los vapores a transformarse en algo

es inevitable sentirme un poco madre también

no por un estado

no por consecuencia del reloj que no supo dar la hora exacta

Mas bien por el privilegio que la naturaleza concede sin saber en la anatomía

Mas bien

una madre que transformada en fluido

escapa y se aloja dentro del hijo que no es sino el padre del fruto que aún no existe…

Donde sin saber navegando entre gemidos se depositan las venas abiertas

Que tienen solo una sangre ajena tan propia como la anterior

(Las uñas crecen sin ser garras y se adhieren

multiplicándose es tentáculos sobre la presa que se alimenta)

desaparecen los ojos

al mismo tiempo que se multiplican las bocas, con ello también los dientes

la bruma crece entonces sin que importe el falso dolor ni los gemidos

ni la falsa piel que cubre la real

y ahí ambos recogidos

en un lecho que se desmigaja por los años que no fueron

se sobrevive suplicando en sordo grito

un poco mas de tiempo,

un   poco   más   de   tiempo   ,

un     poco     más      de      tiempo.

 

Antes de silencio

La pregunta que busco responder

no tiene nombre ni explicación

no tiene palabra

distribuye

la paciencia que se agota    y  un  silencio

Todo porque se rompieron las burbujas

y logramos después de todo caer de pie

sin poder  vernos en la realidad del ojo que nos miraba

comencé a sangrar

esperando en absurda interrogante

un puño de tu lado

“para que sirva de algo debe dañar”

Entre garrotes y risas

y un aquí todo está normal

la cordura se nos fue de las manos

y las preguntas

obtuvieron sin sonido solas sus respuestas

 

Escritura  pos muerte.

Asesinándome

en la muerte de vuestros hijos

me conduzco a ciegas sobre el vértigo

y en esta cornisa

que  se rompe en las  marcas de nacimiento

el humo y el alcohol nunca serán suficientes

por eso mirándote a los ojos

te pido una vez mas alguna respuesta…

las voces anteriores ya no parecen importar

(la ceguera esta vez es por opción)

todo lo que pareció ser útil huye sobre el casillero mustio de aquel reflejo

mírame

la risa nunca abundará en la boca de los tontos, tampoco el llanto

mírate

siempre en el conciente manteniendo la justa postura por no asustar.

mírame

Sobre las lianas cuelgan monjes que se apedrean el pecho por mis pecados

mírate

le temo a la estirpe muy bien porque la conozco

mírame

ya no logro ver el humo que sale de mi boca

la agonía siempre reinará entre cada uno de nuestros muertos.