Aguas cercenadas:

II Género y gEnero tejiendo un ropaje de ideas y fluidos…

REVELACIÓN:

… en el pasado prometieron

“t o d a s   i b a n  a  s e r   r e i n a s”

Error

(responde el grito cuando preguntan)

las más

nacimos siendo prostitutas

(herencia de la historia)

las menos

¿quién sabe?

pero

s i n    r e m o r d i m i e n t o s

s i n

r   e   m   o   r   d   i  m  i  e  n  t o   s

que las coronas pesan demasiado.

 

CONVENCIMIENTO

Masturbando la vida

Poco a poco comienzo a reírme de mi misma

ELLA, LA DE LINDAS PIERNAS

Cuando la humanidad sepultó en los cementerios rutinarios su sangre

un hálito de vida surgía  entre nosotras…

pero alguien gritó, por naturaleza la “guagua” llora cuando nace.

Desde entonces

La A

prostituta siempre por la historia

baila contoneando las letras al son de este tango maldito

el mundo fue y será una porquería ya lo sé”.

MIEDO A LA SANGRE

recordándole al insomnio igual que un reloj pulsera

c a d a    h o r a   d e   v a c í o

(la intermitencia infrenable del ocio)

El mundo  ha dictado sentencia:

todo es así, todo DEBE ser así

y entre el debe, puede y tiene

llora una joven cortesana y limpia sus lágrimas frente al espejo.

SENTENCIA

Penetra la repulsa un entrepierna

sembrando coágulos en vez de palabras

¡  se     disparan     o   r    g    a     s      m       o      s!

donde el poder de las huellas digitales seguirá

por leves instantes esfumados

sintiendo perpetuos gustos de sal…

 

y el jadeo febril crece

y el jadeo febril crece

y el jadeo febril crece

mutando un clítoris en cada poro de piel inexacta.

Cuando el grito golpea las paredes por nacer sangriento entre latidos

Cuando el dolor no colma en el hastío lo suficiente en esas  tus manos degolladas:

que tantas veces son ese algo en el reflejo muerto

que tantas veces perecen en estas glándulas que rezan bajo los estragos del sudor…

en este,  él segundo del grito luego del falso parto y las noches  pegados al retrato infecundo de la espera.

Demasía verborreica

que no se nos presentará  nunca como ese “algo” que huele a purgatorio en el ombligo.

(Burdo refugio hostil, de la meretriz virgen.)